Travis aprendió por las malas que era mucho más difícil calmar el dolor de un corazón roto simplemente quedándose en su oficina y mirando el paisaje de Inglaterra, mientras esperaba que Isabella atravesara la puerta y le dijera que todo había sido una broma.
La verdad era que eso no iba a pasar, al menos no pronto.
Así que ahí estaba, sentado en un taburete de bar en un pub, ahogando su pena con alcohol.
El bartender ya se había rendido con él, optando por dejar que el hombre se ahogara en su propia miseria en lugar de decirle algo.
Travis levantó la jarra de cerveza hasta sus labios, tomando otro sorbo, esperando que el alcohol borrara mágicamente el hecho de que acababa de arruinarlo todo y había alejado lo mejor que le había sucedido en la vida.
—Mi abuela estaría decepcionada desd
