Ese día más temprano…
Los días que siguieron a su encuentro con Travis fueron maravillosamente tranquilos, pues sentada en el jardín exterior de la casa de sus padres, Isabella sorbía delicadamente el té que Benjamin acababa de traer de Malasia, mientras observaba cómo diversas y hermosas mariposas revoloteaban alrededor de las flores.
«Encantador» ni siquiera podía describir cómo se sentía, por primera vez en un mes y medio desde que Isabella había regresado a Inglaterra, se sentía verdaderamente en paz.
Suspirando suavemente, Isabella dejó la taza de té sobre la mesa y sonrió al escuchar unos pequeños pies acercándose rápidamente en su dirección, no pasó mucho tiempo antes de que su cuerpo en la silla fuera envuelto por el abrazo de Valery.
—Mami —llamó la niña, con un tono entre qu
