Se me corta la respiración en cuanto escucho esas palabras salir de su boca. ¿Dijo que está enamorado de mí o escuché mal? No, no puede ser. No es de la clase de hombres que se enamoran en una semana, es imposible. Me mira esperando una respuesta y a cambio recibe una expresión confundida y un entrecejo fruncido. —¿Qué pasa? —interroga con tono molesto. —¿Qué acabas de decir? —pregunto. Él suspira y se pellizca el puente de la nariz con algo de duda. Luego me mira fijo y se encoge de hombros con desinterés. —Que estoy enamorado de vos. —Abro la boca para responder, pero me hace un gesto para que no hable—. Probablemente pienses que estoy mintiendo, y es peligroso decir que estamos enamorados, pero… es la verdad, es lo que siento. Mi corazón late desaforadamente, siento el sonido