Santiago El lunes vuelvo a la oficina con más ganas de morir que de trabajar. No contesté ese mensaje que recibí a las dos y pico de la madrugada porque se notaba claramente que estaba borracha y porque no quería incomodarla. De todos modos, al otro día, a las 9 de la mañana, el mensaje se borró. Se habrá muerto de vergüenza al verlo, pero no me pidió disculpas. Fue el mensaje con más faltas de ortografía que recibí en la vida y me costó entenderlo. Sé que ella no escribe así, por lo que dudé. ¿Era ella en estado de ebriedad o alguien más intentando que me aleje? “Estava felis hazta q t lei, gracis x cagarm el dia". Debo admitir que me reí un poco porque, la verdad, yo también llevaba un par de copas encima, pero después de leerlo cinco veces pude descifrarlo. Le cagué el día. Y creo