[MAXIMILIANO] Ya son un poco más de las diez de la mañana cuando abro mis ojos y todo lo que tengo a mi alrededor me roba el aliento. Por una parte, los bellos paisajes de Santorini que se asoman por las ventanas de esta suite, y, por otro lado, lo hermoso que es verla durmiendo a mi lado abrazada a mi con su cabello todo desordenado. No puedo evitar acariciarla y perderme en la belleza de su piel, de su rostro, de su cuerpo… definitivamente soy un hombre con demasiada suerte porque después de todo el daño que le hice, ella me perdono y acepto casarse conmigo. Pienso en nuestra hija y mi sonrisa se hace mucho más amplia, no puedo dejar de preguntarme como será, si tendrá sus ojos o los míos, en sus rasgos… y si fuera por mi, desearía que fuera igualita a su madre. Nunca me he sentido ta