[MAXIMO] Nuestras bocas no pueden soltarse, el aire falta, pero una breve pausa es suficiente para continuar y que de alguna manera su espalda termine contra una de las paredes de está habitación. Su sonrisa y mi sonrisa se encuentran cómplices y con una mirada nos decimos todo. Tomo su mano y hago que salgamos de la habitación del bebé para que mis brazos vuelvan a tomarla y pegar su cuerpo al mío —Dime que quieres continuar por favor…— Susurro cerca de sus labios y es ella quien acorta la distancia. —Quiero— Responde llevando una de sus manos a mi cuello y me aprisiona a su boca una vez más para de está manera volvernos a besarnos mientras que nuestros pies se muevan rumbo a la habitación principal. Mi americana desaparece en el camino y soy yo quien abre la puerta de el cuarto que soñ