[CAMILA] Ya está anocheciendo cuando Erika, mi madre y yo salimos del local de vestidos de novia con una gran sonrisa en nuestros rostros porque he encontrado el vestido perfecto para unir mi vida con la de Máximo —¿Estás feliz hija? — Me pregunta mi madre y asiento con seguridad. —Muchísimo… es que realmente no veo la hora de casarme con Max— Admito feliz. No hay nada más cierto de lo que acabo de decir, y es que realmente quiero que estemos unidos en matrimonio para así comenzar esa vida de la que tanto hemos estado hablando en estos últimos días. Nos subimos al auto mientras que las escucho hablar de los detalles que imaginan para la boda y me rio de sus ocurrencias, aunque ahora todo es un poco más incomodo ya que hablan acerca de la lencería que debería usar en la noche de bodas