Me voy a la cama, y no puedo dormir me levanto y tomo un baño, con agua caliente y me seco el cuerpo, tocan muy despacio a mi puerta, y solo puedo pensar que es Kenia, es tan pervertida que es capaz de entrar a mi casa a tratar de hacer algo, otra vez y abro la puerta. —Hola, hermosa, espere casi dos horas haya fuera, pero Kenia me dio las llaves de tu casa —me dice Rafael. —¡Rafael que haces aquí! —Le digo muy sorprendida. —¡Guarda silencio! No grites o despertarás a tus padres. —¿Por qué estás aquí? —Le digo sentándome en mi cama, mientras él se sienta a mi lado. —Solo quiero disculparme contigo, fui un imbécil, por favor perdóname te amo, solo tenía un asunto que atender y ya está. —Y lo que querías decirme con tanta urgencia —le digo. —Solo era una tontería, pero ya está arregl