Me doy un repaso y me aseguro que me veo bien. Llevo un vestido corto de terciopelo, de una manga larga, con un hombro al descubierto. Unas botas por encima de las rodillas que le dan un toque sexi al atuendo y el cabello lo he dejado suelto y en ondas. Aún no estoy al cien debido a la noche de farra, pero tengo curiosidad de que tiene preparado Eros. Estoy rociándome un poco de perfume cuando la puerta se abre y aparece Eros. Lleva traje, dejándome muda. La única vez que le he visto con traje fue el día de la boda. La falta de corbata le da ese toque tan propio de él y su cabello está atado y bien peinado. Los únicos tatuajes que puedo divisar son el que tiene detrás de la oreja y las manos. —¿Tan mal me veo? Niego. —Solo es tan extraño. Sonríe con pericia antes de deparar en m