CAPÍTULO 52

1408 Palabras

—¡Hijo de perra! Hago una mueca ante el grito de Edén. Sus lágrimas ruedan mientras me golpea. —Lo siento. —No, ¡lo sientas porque te voy a arrancar la cabeza y mandarla a la tumba! Resoplo. —Idiota, te he llorado como una desgraciada. —Edén. Arslan interviene. —¡Cállate! —señala a mi hermano —esto no se hace. —Arslan no sabía nada hasta hace un par de días —murmuro. —Además, te expusiste ante esa demente. Secunda Arslan. —Esa demente tena a mi hija. —Debiste decirnos. —No había tiempo. Niego. Si no fuera por el rastreador en el colgante de Gabriella no sé qué habría sucedió. —Bien. Ahora está muerta y se arrepintió mil veces por lo que hizo —sonrió —Mike la hizo ver al diablo. —No sé de qué te ríes. No me tienes feliz. Resoplo. —De hecho, no solo a mí me tienes decepc

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