—¡Te dije que diría que sí! —Pippa chilló— Vamos, Rosie, ¿vamos a que te lo pruebes? —Es muy temprano —dije. Adam se echó a reír, su inquietud anterior desaparecida. —En mi experiencia, no hay tal cosa como “demasiado temprano” cuando se trata de una mujer preparándose para salir por la noche. —¿Qué hay de Pippa? —dije— Es demasiado pequeña para quedarse sola en casa. —Llamé a Linda Hastings —dijo Adam—. La dejaremos en el camino y la recogeremos a primera hora de la mañana para que este aquí cuando Frederick llegue al mediodía, y ella ya empacó todo. Todo lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que se vista de acuerdo con los estándares de Eva. —Está bien —dije—. Pero estoy sudorosa, primero déjame darme una ducha. Tomé el vestido y lo llevé al dormitorio. Una cita. Iría a una ci