Impotente porque no había nada que pudiera hacer para cambiar su pasado y aliviar sus heridas, después de un largo rato se había quedado dormida, pequeños gimoteos salían de ella con cuidado me levante mientras ahogaba un quejido al sentir su cuerpo rozar mi herida, la acomodo con cuidado de no despertarla del otro lado y doy la vuelta a la cama para depositarla despacio sobre las sabanas, murmuro algo sin sentido en el proceso. Al día siguiente Desperté temprano Sebastián no estaba, doy vuelta por toda la casa en busca de señales de vida, no pudo haber salido estaba en reposo era tan terco y estúpido, recordé la escena de ayer donde había empezado a sangrar y quise golpearlo. - Señora ¿estas buscando al señor? -dice santa mientras limpiaba la casa, y me ve dar vueltas por todo