Mariana Mía habla hasta por los codos, tanto que casi no he dicho palabra y eso que yo soy un perico, parece que me tiene mucho cariño, dice que se nota a kilómetros que León me ama, y yo amo a su hermano más que a mi vida. Pobre Jorge, no se da abasto con el montón de bolsas de compras de Mía, entramos a la casa y Paz nos recibe con una amplia sonrisa — Creo que eso de que iban a aprovechar la tarjeta de crédito fue enserio – dice Paz mirando el montón de bolsas que Jorge carga, Mía sonríe con satisfacción, creo que gastar a montones es como terapia para ella — Por supuesto nana, cuando mi hermanito vea su estado de cuenta, le va a dar un infarto – responde Mía divertida, estoy más roja que un tomate, creo fervientemente que nos excedimos con las compras, pero es que Mía es imparab