Mariana El día llega y todos están en el lago, León y yo nos hemos quedado atrás, por unas llamadas que León tenía que hacer, Ulises se está haciendo cargo de la constructora estos días y León le llamó para que le informe como esta todo. Entro al despacho, él cuelga el teléfono y me mira coquetamente — Ya están todos en el lago – le digo a mi atractivo esposo, él me toma de la cintura y me estrecha fuerte contra su hermoso cuerpo — Lo sé – me contesta y me besa por el cuello, me guía hasta el sillón, me recuesta y se coloca encima de mí, me besa con pasión y yo me pierdo en su excitante aliento — Amor, nos deben estar esperando – le digo tratando de hacerlo entrar en razón, pero no da resultado, me sigue llenado de besos y caricias — Que nos esperen – dice divertido, sonrío y dejo que