Enciéndeme

Fuerte y Debilidad

Me recuesto sobre la recepción mientras reviso una de las historias clínicas de los pacientes que conocimos, observo mi reloj y veo que faltan cinco horas para que termine mi primer turno.  Mientras reviso la historia pienso en lo contenta que estoy, el doctor Vasiliev nos dio un recorrido por todo el hospital mostrándonos las zonas, me sorprendió la sala de médicos, parece un apartamento, con casilleros amplios y grandes, una zona con sofás grandes y cómodos, hay cuatro baños con sus respectivas duchas y algunas habitaciones con literas muy cómodas. Sonreí como una niña pequeña cuando vi en uno de los casilleros mi nombre. "Dra. C. Dantes", nos entregaron nuestras identificaciones que a la vez son tarjetas de acceso. Luego nos presentaron a los demás médicos y a las jefas de enfermeras que estaban de turno.

-  Buenos días – se me eriza la piel al escucharlo y casi al instante uno de mis termos de café aparece a mi lado - ¿Cómo va tu primer turno? – me vuelvo a verlo vestido pulcramente enfundado en un traje gris perla, camisa blanca y corbata azul a juego con sus hermosos ojos.

-  Me leíste la mente – digo recordando lo que vi en la casa antes de venir al hospital, haciendo que mi enojo vuelva, cierro la carpeta mientras tomo mi termo – gracias, pero no te debiste molestar – digo de mala gana tratando de pasarlo.

- Tratándose de ti, nada es molestia – dice tomándome del brazo evitando que me vaya.

-  Debo volver – digo tratando de soltarme, pero él me pega más a su cuerpo.  Lo veo sonreír y quiero golpearlo.

- ¿estas molesta? – pregunta mirándome a los ojos.

-  Que te den – respondo y él sonríe.

- Prefiero darte a ti – responde en tono seductor haciendo que mi piel se erice.

-          Mejor dale a tu amiguita – respondo y quiero golpearme al ver que su rostro se ilumina.

-         ¿estas celosa? – pregunta sonriente

-          Doctora Dantes – la voz del doctor Vasiliev hace que su sonrisa se borre – ¿todo bien? – nos volvemos a verlo y él nos observa confundido.

-          Konstyn Vasiliev – se presenta acercándose a nosotros

-          Aleksei Sokolov – dice observándolo con superioridad y tratando de intimidarlo. – debo trabajar – dice Aleksei observándome – vendré por ti cuando termine tu turno – dice besando mi mejilla muy cerca de mi boca.

-          Prefiero irme con Yuri, usted tiene otros asuntos que atender – respondo alejándome de él para ir con el doctor dejando a un muy enojado Aleksei.

El resto del turno me asignan a la sala de urgencias un lugar que me encanta y donde he visto a mi madre trabajar gran parte de mi vida. Cuando el tuno termina voy a mi casillero por mis cosas al salir me encuentro con Yuri fuera de la sala de médicos.

-          Hola – digo sorprendida mientras toma mi mochila – ya podemos irnos, estoy agotada.

-          El señor Sokolov esta fuera esperándola – dice y yo ruedo los ojos – creyó que podría necesitar esto – me entrega una bolsa, observo su contenido, se trata de uno de mis uniformes y una bata.

-          Me leyó de nuevo el pensamiento – pienso entrando de nuevo a la sala y voy a mi casillero donde dejo la bata y el uniforme. Mi madre siempre me recomendó esto, que tuviera una bata y uniforme adicional siempre es necesario y más en la residencia que estoy en la residencia, más cerca de los pacientes.

Lo dejo en el casillero pensando en las palabras de mi madre:

"hija, elegiste una carrera que en la que pasaras más tiempo en el hospital que en casa, por eso siempre debes estar prepara para cualquier cosa que se pueda presentar. – dice mostrándome su casillero en el hospital – un cambio de uniforme y bata, un neceser con todo lo que puedas necesitar, un estetoscopio y pluma. – me muestra sonriendo – es lo más esencial, lo demás lo agregaras de acuerdo a tu comodidad"

Dejo las cosas para luego salir viendo que Yuri no se ha movido de su lugar esperándome. Caminamos a través del hospital hasta el estacionamiento donde veo varias camionetas negras, Yuri me guía hasta una de ellas y me abre la puerta del copiloto dejándome ver al conductor.

-          Prefiero irme en taxi – digo cerrando la puerta para darme la vuelta, veo que Yuri trata de detenerme, pero la voz de Aleksei lo detiene.

-          Tócala y te corto las manos – el tono amenazante de su voz hace que Yuri si retroceda – y tú, súbete.

Lo hago, solo porque estoy muy cansada y no tengo ganas de discutir con él. Me subo a la camioneta y en segundos se pone en marcha, durante el camino llamo a mis padres contándoles como había estado mi primer turno. Mientras hablo con ellos siento como el cansancio me invade de golpe y ciento como mis ojos comienzan a pesar.

Al llegar a la casa me bajo e ignorándolo camino hasta mi habitación donde me desnudo y voy a darme una ducha rápida, elijo una blusa corta y una bragas, quiero estar lo más cómoda posible, cierro las cortinas dejando a oscuras la habitación y me acuesto en la cama, al tocar la almohada cayendo en brazos de Morfeo.

ALEKSEI...

La veo bajarse del auto y entrar rápidamente a la casa. Bajo del auto y voy hasta donde se encuentra Yuri lo tomo del saco de su traje haciendo que me vea a los ojos.

-          Jamás, escúchame muy bien, jamás vuelvas a tocarla a no ser que esté en peligro – digo amenazante – las cosas entre ella y yo, las soluciono yo. ¿entendido?

-          Entendido señor – responde él y yo lo suelto para entrar a la casa en busca de Cirilla, pero me encuentro con Oleg.

-         ¿Dónde estabas? – pregunta deteniéndome, gruño observándolo

-        ¿Qué pasa? – pregunto exasperado por qué quiero hablar con Cirilla.

-         Necesito que revise unos documentos – dice, pero comienzo a caminar en busca esa mujer que me saca de mis casillas. ¿Cómo se atreve a ignorarme? – Aleksei, esto es importante, tu niña puede esperar – me detengo y voy con él hasta mi despacho donde me explica la situación, me enseña los documentos y al leerlos veo que si es algo delicado. Realizo un par de llamadas tratando de solucionar el inconveniente porque de lo contrario debo viajar y no quiero dejar a Cirilla sola.

Cuando termino todo está solucionado y veo que han pasado tres horas, firmo los documentos que mi hermano me entrega para luego salir en busca de mi hermosa castaña que se encuentra molesta. Pero es que no pude controlarme, la imagen que vi el sábado al entrar a su habitación hizo que pusiera duro al instante. Ella acostada bocabajo en la alfombra, con los pies elevados. Si la posición en la que se encontraba de por si era provocadora, verla en esa mas que sensual pijama me mato y tuve que buscar a Inessa para calmar mi apetito por Cirilla, pero lo que evite todo el domingo ella lo vio antes de irse al hospital y al parecer está furiosa por ello, aunque me encanta descubrir que no le soy indiferente.

Abro la puerta de su habitación lentamente, aunque estoy completamente seguro que está dormida y así es, al entrar me detengo perplejo por lo que veo, enciendo una de las lámparas y la veo acostada en la cama boca bajo vestida únicamente en bragas y una blusa corta de las chicas súper poderosas. Siento mi m*****o dar un brinco, pero este no es el momento. Camino hasta la cama y me siento en el borde viéndola dormir.

Ella es preciosa y cada día que pasa me hace sentir un enfermo, porque me muero por hacerla mía, acaricio delicadamente sus piernas hasta su cintura y la veo sonreír aun dormida. Decido irme por que verla frente a mí de esa forma me enloquece, cuando voy apagar la lámpara veo la matrioshka que compramos el sábado en su mesa de noche. Por un instante la idea de una familia junto a ella me resulta sumamente tentadora.

-          Nunca he querido una familia porque eso es debilidad en el mundo en el que estoy – digo acercando mi rostro al suyo – pero lo que nadie sabe es que desde que te tuve en mis brazos por primera vez, aun siendo una niña, me enamoré de ti y te convertiste en mi debilidad – la beso suavemente deleitándome con el sabor de sus labios – eres la única que puede hacerme más fuerte, pero a la vez eres la única que puede destruirme.