POV: Chelsea. «Oh, Dios». Los gritos desgarrados de Nerón llenan el almacén en el mismo instante que suena el disparo, pero yo no presto atención a eso. Solo tengo ojos para él, Demian, para su cuerpo tenso y su brazo tirante y tembloroso, apuntando a su cabeza. El puto imbécil grita, llora y ríe a la vez, mientras el charco de sangre debajo de él se hace aún más grande. El jefe ruso pasa por mi lado como un vendaval y se interpone entre Demian y Nerón, pone sus manos sobre sus hombros y murmura algo que no alcanzo a escuchar. Trato de seguir el movimiento de sus labios, porque el bullicio no me permite entender nada, pero de igual forma, no sé lo que está diciéndole a Demian. Solo soy testigo de su mirada fría, pero decidida; está intentando hacerlo entrar en razón. Yo me quedo con