POV: Chelsea. No he dormido nada. La soledad en esta casa es abrumadora y aunque debería darle descanso a mi cuerpo, un reposo absoluto que me permita recuperarme, no puedo. Por ratos, lloro. En otros, grito, aprovechando que nadie me escucha. El dolor sigue, persistente, agotador, pero mi fuerza de voluntad en este momento supera todo. Me acurruco a su almohada y siento su olor. Cierro los ojos y finjo que duermo a su lado, pero unos minutos después, me despierto gritando, jadeando y sudando, con el sabor del terror en la boca. El terror se siente como ceniza. Se siente como un final. Lo hago hasta que asumo que ya no podré permanecer un segundo más pretendiendo que puedo estar sin él. Y con las pocas fuerzas que conservo, decido iniciar el día. No ha salido del todo el sol, cuando