Said- Las tontas palabras de Tom retumban en mi mente, mi contrato con Alice ha terminado y mi cabeza parece arraigarse a la idea de su cuerpo, su aroma y su efecto en mí. El plan siempre fue una semana, pero me está tomando mucho más tiempo el dejarla. Llego a la oficina y Yul me recuerda sobre los documentos importantes que requieren de la aprobación de Eduardo Rodrich, sin esperar más lo llamo de inmediato. — Buen día Eduardo, disculpa la interrupción - — Said que gusto escucharte. Alice me comentó del incidente en tu empresa y estoy muy agradecido contigo por proteger a mi hija. — No tienes por qué. No podría perdonarme si resultaba herida. ¿Y cómo está ella? –oh sí, aparte de gemir durante toda la noche en mi cama — Alice está bien, un poco nerviosa ante la propuesta

