Estaba atendiendo una mesa de puros chicos con las hormonas alborotadas.
-¿Y si me das tu número?.-pregunto uno coqueto.
-¿Qué van a pedir?.-pregunto ya aburrida.
-A ti en bandeja.-dijo otro chico.
-No sigan molestandola porque o si no pediré que los saquen del local.-escuche a Cameron que hablo a mis espaldas.
-Está bien... danos 5 hamburguesas y 5 bebidas.-dijo otro chico guiñandome un ojo
¿Tanto les costaba decir eso?
Al rato por fin ya había terminado con esa mesa.
-Qué chicos tan desesperantes.-susurre.
Iba saliendo del restaurante. Ya había terminado mi turno.
Una mano agarro delicadamente mi muñeca. Me di vuelta y me encontré con un sonriente Cameron.
-¿Para donde vas?.-pregunto divertido.
-A mi casa.-respondí obvia.
-Te llevo,pero primero vayamos a comer para conocerno
