CAPÍTULO #40 Me sentía conmovida, pensar en ella como mi madre era un manojo de sentimientos, no sabía que sentir, ni lo que ya sentía. Lágrimas empezaron a brotar de mis mejillas nuevamente, pero ésta vez con más intensidad, sentía un apretón fuerte en el pecho, ya no podía sostenerle la mirada, sentía que me rompía más y más. Mis piernas flaquearon y sentí mis rodillas contra el piso de un momento a otro, apoyé mis manos al suelo y lloré como una niña allí. Nunca pensé que me iba a doler tanto al fin encontrarla, conocerla, verla, esto era como un sueño para mí, pero dolía mucho. Sentí unas manos sobre mis hombros y levanté la cabeza, mis ojos volvieron a hacer contacto con los de ella, ¿desde cuando sabía que yo era su hija? Nos parecíamos mucho, pero no lo tomamos co

