—No ha sido nada —negué tratando de zafarme de su agarre pero él intensificó su agarre.
—Mírame Luna —ordenó.
Lentamente volví a levantar la cabeza para conectar mis ojos con los suyos.
—¿Creíste que no lo iba a notar?
—Por favor deje las cosas así, señor —pedí.
—¿Quién es? ¿Tu novio? ¿Quién te está pegando, Luna? —exclamó sacudiéndome.
—¡No es de su incumbencia! —exploté. Me estaba atacando demasiado, mucho había aguantado.
Lo miré apenada, y lo único que se me ocurrió fue huir.
—Sólo quería ayudar —aclaró.
—Lo siento —me disculpo, avanzo y dejo los papeles sobre su escritorio.
Giro para marcharme pero me acorrala contra el escritorio. —Si no me dices llamaré a la policía, hablo en serio, Luna, eso es maltrato —dijo con seguridad.
—¿Por qué insiste? No me conoce, sólo
