Sonrío por las palabras de Kenia, no puedo decir lo mismo, pues el pastel no está tan mal. Sin poder evitar echo una mirada hacia la puerta para verificar, no sé porque estoy tan nerviosa, desde ayer no lo he vuelto a ver, y ya va a anochecer, aunque él casi no está en casa pero en las noches siempre está. Con las chicas me distraje, y dejé de estar acechando su regreso como lobo que acecha a su presa, sólo que en realidad necesito hablar con él. Mientras juego mis dedos, Yuri se acerca a mí y me susurra al oído. —Ya llegó. La miro sorprendida y ella me sonríe, meneo la cabeza y me paro de mi asiento. —Buenas noches chicas —les deseo con una sonrisa amplia. Camino dando zancadas hasta las escaleras pero al pisar el primer escalón, bajo la velocidad y despacio subo por las escal