Capítulo #20

1491 Palabras
Mis piernas descienden como gelatina de su cintura y caen al suelo. —No digas nada —murmuro contra su pecho. —. Por favor. Él está tieso, no dice nada, volteo hacia mi padre que está en la puerta de la cocina. —Lo amo papá —declaro empuñando mis manos. Éste se acerca y me abofetea. —Sáquenla de aquí —le ordena a sus hombres y estos muestran su presencia. —No —niego. —. Papá por favor, ¿acaso no es nuestra felicidad que querías? Literalmente vendiste a mi hermana y a mí me alejas del hombre que quiero ¿eso es amor? —Cállate —espeta abofeteándome nuevamente. —. ¡He dicho que la saquen de aquí! Dos de sus hombres me toman de los brazos y me llevan arrastras. —¡Suéltenme! ¡Suéltenme! ¡Te odio! ¡Te odio papá! —grito con rabia mientras ellos me llevan arrastrada afuera. Piso el pie de uno y al otro lo pateo en sus testículos, le quito su pistola de su cintura al que se retuerce en el piso y apunto al otro. —¡Me pones una mano encima y te mato! —amenazo. De espaldas regreso a la cabaña, no voy a permitir que mi padre lo mate, podrá separarnos pero no matarlo, ni nuestro amor. Cierro la puerta con seguro por dentro y me dirijo a la cocina. —. Si lo matas me voy a matar también, papá, eso puedes tenerlo seguro —llevo la pistola a mi cabeza. Él voltea verme suspirando. —¿Así me pagas? —¿Así te pago? ¿Así me pagas tú papá? ¿Qué no tengo derecho a ser feliz? —Baja eso —me ordena. —¡NO! Acá habrá dos cadáver o sino ninguno —advierto. —Marie, baja la pistola —me pide Nikolay sereno, está tranquilo, siempre ha sido demasiado serio hasta en situaciones como éstas. —Escúchalo quieres —pide mi papá. —¡Baja tu arma y yo bajo la mía! —grito. —. Hablo en serio papá, estoy dispuesta a morir con y por él. —¡Estás loca! Te dije que el amor nos hace débil, ¿lo ves? Ni siquiera lo conoces y estás dispuesto a morir por él —ríe sarcástico moviendo su pistola. —Déjalo ir —demando. —. Te lo suplico papá, por el amor que supuestamente me tienes, déjalo ir, me alejaré de él pero no lo mates o si no me matarás también. —Bien —baja su pistola y avanza hacia mí. —. Dame tu arma y vayamos a casa —pide. Miro a Nikolay a los ojos y éste asiente con la cabeza, dudosa y sin confianza le entrego la pistola. —Anda vamos —me incita a caminar. —. Ah ya, puedes ir con él. Salimos de la cabaña, cuando estuve frente a su camioneta sentí un golpe detrás de mi cabeza y terminé inconsciente. [...] Parpadeo varias veces hasta lograr ver, siento mi cuerpo sobre algo áspero, levanto la cabeza y me encuentro sobre un colchón, miro alrededor y veo que estoy en el sótano. No puede ser, se atrevió a encerrarme, algo muy malo le hará a Nikolay. Ay Dios, ¿Cómo lo supo? Alguien debió decirle, de eso estoy segura, espero que no lo haya matado, necesito salir de aquí en cuanto antes. Me paro del colchón y me lanzo a tocar la puerta desesperada. —¡Papá! ¡Abran la puerta! —golpeo y golpeo mientras grito pero nada. No me detengo y sigo gritando y golpeando hasta cansarme, me deslizo por la puerta y junto mis piernas hacia mí. —Piensa Mariella, piensa, vamos —me suplico a mí misma. —. Eres una Ivanov, tú puedes con esto —me digo tratando de pensar algo rápido. No puedo dejar que lo mate. Me paro y observo alrededor pensativa, tengo que hacer algo, necesito salir de allí. La puerta solo se abre por fuera, hay una pequeña ventana pero no creo poder romperla. Busco el pequeño cuchillo que suelo llevar conmigo, lo meto por la orilla de la puerta buscando el pestillo, no me queda de otra que patear la puerta hasta cansarme. Me rindo quedándome tirada en el suelo desesperada, necesito salir de aquí, no tengo la menor idea de lo que haya sido capaz mi padre, y si algo le pasa a Nikolay no me lo perdonaré. Sobresalto al escuchar el ruido de la puerta y giro hacia ésta viendo a uno de los hombres de mi padre, me paro de golpe mirándolo confundida. —Necesito ir al baño —miento. Asiente sin decir nada, salgo del cuarto y sigilosa doy varios pasos hacia delante, cuento hasta tres antes de girar de golpe y golpearlo con mi codo debajo de su garganta, lo pateo y éste cae al suelo. Subo corriendo los escalones para salir de allí, cierro la puerta y observo alrededor, ¿dónde estará mi madre? Sé perfectamente donde tendrá mi padre a Nikolay, pero necesito saber donde está mi papá y que tan asegurado tiene todo. POV: CARINA No entendía lo que me estaba diciendo mi hermana, pero si algo quiero hacer es ir a verla para entender que está pasando, pero con Leonardo así, será difícil convencerlo de que me deje ir. Me paro del sofá y me atrevo a subir por las escaleras para dirigirme a su despacho, sé que estaré molestándolo en mal momento pero quiero ir a ver a mi hermana, y por ella soy capaz de más, así como ella por mí. Levanto mi mano y golpeo mis nudillos contra la puerta levemente. No escucho nada, por lo que tomo el pomo de la puerta y entro. —Leonardo —lo llamo. —¿Qué estás haciendo aquí? —espeta molesto. —¿Puedo ir a ver a mi hermana? Por favor, sabes que no me escaparé —le digo con firmeza en la voz. Ríe dando vueltas sobre su asiento mientras toma un sorbo del vaso que tiene en mano. —Tú estás dispuesta a lo que sea para irte lejos de mí —afirma. —Como si eso bastara o fuera útil para mí. —Como estás tan empeñada en eso, te enviaré como un regalo a mi abuelo —dice, depositando el vaso sobre su escritorio. Sin poder evitarlo, el pecho se me abre de la preocupación, éste tipo pretendía venderme o regalarme, como ya no le servía. —Él te quiere, y como harías cualquier cosa para estar lejos de mí, te entregaré a él. —No lo harás —refuto segura. Bufa riendo. —Tú eres mía, Carina, sabes que puedo hacerlo. —¿Piensas regalarme como una cosa? ¡Soy tu esposa! ¡No una cosa que compraste para regalar! —grito dando zancadas hacia él. —¡Fuera! —me ordena. —. ¿No querías ver a tu hermana? Vete y déjame en paz, tengo cosas más importantes que hacer —escupe con indiferencia. —Tú no me enviarás con tu abuelo maldito loco... Se para de golpe impulsándose hacia mí, provocando que yo retrocediera lentamente. —Ah —jadeo al sentir su fuerte agarre a mi muñeca. Mi pecho sube y baja con rigurosidad mientras mantengo mis ojos en los suyos asustada. —Tienes una hora para estar de vuelta —me advierte empujándome. Salí de su despacho y bajé corriendo, ni siquiera me cambié, sólo hice que uno de sus hombres me llevaran, que para hacerlo llamó para confirmar que tenía permiso de salir. Cuando llego a casa, mi madre se sorprende de mi aparición, pero no comenta nada y sólo me abraza con fuerza, me veo bien, me vería mal si aún continuaba pegándome el sádico de mi esposo. Subí por las escaleras para ir a ver a mi hermana, entro a su habitación y la encuentro llorando. Tiene ambas manos alrededor de sus rodillas y su cabello largo cae sobre sus hombros. —Marie —la llamo en voz baja, cerrando despacio la puerta detrás de mí. —Cari —suelta sorprendida, alzando la cabeza para verme. Me acerco a la cama y me siento junto a ella. —¿Qué pasó? —pregunto confundida. —No puedo salir de aquí, logré hacer que Nikolay se escapara y desde entonces no puedo salir y mi papá sigue tras él —me dice entre cortada. Esto está feo, y parece que será un amor imposible. —Lo peor de todo, es que sé que pronto me conseguirá un esposo para acabar con toda esperanza en mí y tener recompensa de ello. Antes pueda que haya intentado refutar y defender a mi padre pero ya no, simplemente ya no podía, ahora sé que la crueldad que corre por las venas de Leonardo también corre por las suyas.
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