—Ahí —señalo el animal, que sigue aleteando asustado. —¡Spark, fuera de aquí! —ordena con voz firme—. ¡Ahora! —grita señalando la puerta y parece que le entiende, porque se sale—. ¿Está bien? —Me pregunta, mirándome preocupado—. ¿Le hizo algo? En ese momento recuerdo que estoy en ropa interior y tomo rápidamente la sábana para cubrirme. —Lo siento —Se disculpa, avergonzado—. No debí entrar así, pero escuché su grito y me imaginé lo peor. —Le tengo miedo a los animales y me asusté al encontrar esa gallina sobre la cama —explico. —No es una gallina —aclara—. Es un gallo, se llama Spark y si ve una ventana abierta, entra. —¿Spark? —cuestiono. Con el miedo no logré diferenciar si era gallina o gallo. —Sí —responde—. Es inofensivo, pero con sus gritos, se asustó—. Se acerca a la v