Después de saludar a Haimi y quedarme escuchando sus ideas para la boda, salgo y encuentro dos coches negros muy modernos. —Buenos días —saludo al hombre que se baja. —Vengo a dejar este coche para Muriel Bentancourt —explica. —Soy yo —dice Muriel a mis espaldas. Habla con el hombre, intercambian algunas palabras y él se va en el otro coche que al parecer lo está esperando. —Creo que no te veré por la tarde, me voy en unas horas —menciona Muriel. Asiento sin decir nada, camino al establo y recojo mi caballo para dar la ronda habitual. —Pensé que te quedarías a descansar —dice Liam al verme. —Hay mucho trabajo —respondo y me bajo del caballo. —Buenos días —saluda Douglas, al llegar unos minutos después. —Qué sonrisa tan grande —Se burla Liam. —Tener mujer en casa, cambia