Stefan paseaba por el jardín de su casa, dirigiéndose hacia la piscina. Se arrepentía de haberle pedido a ese hombre pelirrojo que se quedase con Kaia y con Joanne en el hipotético caso de que a él le pasara algo.
Dejarlas en Lourmarin junto a ese hombre no le había hecho gracia, pero debía arreglar varias cosas con el patriarca de su familia, cosa que no resultaba para nada fácil. Su abuelo era incluso más cabezota que él en todos los sentidos.
Flashback:
— Debo pedirte un favor.
— ¿Perdón? — Alzó una ceja.
— Quiero que me prometas una cosa si algún…
— ¿Y por qué lo haría?
— Porque te quedarás con Kaia y con mi hija – hizo una leve pausa. – Quiero que, si algún día llega a ocurrirme algo, que la cuides. Tú sabrás hacerlo bien – le pidió Stefan, mirándolo a los ojos fijamente.
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