Si me hubiesen preguntado que esperaba por mi parto, diría que esperaba que fuera por cesárea… con chocolate, galletitas y unicornios. Pero todos sabemos que no fue así. Desde que habían empezado las contracciones jamás me había sentido tan asustada y angustiada en el mundo, a veces me daban ganas de no dejarla salir de mi vientre y protegerlas de tanta locura. La idea de la cesárea se había esfumado, cuando una de las bebés había encajado en el canal de parto y ya no había vuelta atrás, además de que había dilatado muy rápido…, Así que para ese momento creí que mi parto iba a ser corto y mágico.
Pero no, llevaba más de doce horas de parto muerta de dolor.
—Respira —me dice la enfermera y lo hago, intentando que con eso milagrosamente me deje de doler.
—¡¡¡Ahh!!!
Todo en mí estaba tem
