Estaba casi muerta en vida, el que la realidad te pegue con toda sus fuerzas… duele. Intenté hacerme la fuerte mientras mi madre estaba aquí, cuando se fue, empecé a llorar… Aquel hombre era el culpable de mis desgracias, era el culpable de mis demonios que no me dejaban dormir en paz.
Prácticamente no salía de la cama ni de casa, me la pasaba llorando y llorando. Lo único que hacía era responderles mensajes a todos para que no se preocuparan.
Estaba de lado a la cama, llorando, en mi habitación con una luz encendida… fue en ese momento cuando sentí un brazo en mi cintura.
—Pequeña, me tenías preocupado… ¿Qué pasa? —me dice Nath abrazándome contra su pecho y yo me lanzo a abrazarlo.
—Nath, me siento horrible… ¿Cómo entraste?
—Te conozco, sabía que todo estaba mal, toqué como un loc
