Llevaba más de quince minutos acostada en una camilla, con un odioso pitido a mi lado. Estaba esperando a mi ginecóloga. Lo mejor que habían hecho en el hospital era dejarme un rato sola para que pensara en qué hacer. Decirle a Nath era algo que me ponía de los nervios, tenía tanto miedo de pensar que reaccionaria mal, pero no podía ocultar mi embarazo para siempre, y mucho menos cundo ni siquiera Nath y yo estábamos distanciados. En el fondo… no quería que él creyese que mi embarazo era una forma de amarrarlo a mí. Había estado pensando en cómo decirle sobre mi embarazo, sin que él se desmayara o enojara, igual, yo podía sola sobrellevar mi embarazo y a mis bebes en caso de que él, no quisiera. El miedo estaba haciendo que pensara de forma egoísta. No sería capaz de aguantarme otra ve