La alarma del celular de Noah empezó a sonar en la mesa de noche. Charlie se enroscó más en la cama y cubrió su cabeza con la colcha, como si fuera una barrera contra la alarma, pero esta siguió sonando. El pequeño abrió los ojos con somnolencia y antes de apagar la alarma se percató de que su padre no estaba a su lado. Con el ceño fruncido apagó la alarma y después de frotarse los ojitos salió de la habitación. Se cubrió la boca con diversión al ver a su padre dormido en el sofá con Alessia abrazada sobre su pecho. Charlie se rio nervioso y caminó muy lentamente hacia ellos y con su dedito picó el brazo de su papá. Contuvo la risa cuando vio a Noah hacer una mueca y voltear la cabeza hacia otro lado, entonces volvió a picarlo, pero el cachete. —Papi… —lo llamó en tono bajo—. Papi, te