A Contracorriente © Safe Creative Código 2204040855844 IG: @anamarescritora Moríns Salimos de la habitación de Ana Borda un poco acongojados pero tranquilos. Como dicen que hombre prevenido vale por dos, le hice firmar un documento donde ella accede a jamás buscar a los niños y no reclamarlos como suyos. Lo firmó entre lágrimas, pero el puño y la firma se veían decididos. Después bajamos a convivir un rato con ella y con algunos de los invitados, que resulta estaban bastante cercarnos a los Canarias por parte del abuelo de Sila, así que la plática se extendió hasta la tarde, donde nos tuvimos que despedir de ella. Ana, ya no lloró, simplemente abrazó a Sila con fuerza y luego la dejó ir. Juro que esa escena jamás se borrará de mi mente, ese preciso instante cuando dos madres se a