Hace siglos imaginé el jardín de Otoño como un cementerio con esculturas, lápidas y mausoleos, después de esa noche en Darlack pensé que sería como un bosque con grandes árboles de gruesas raíces que sobresalían de la tierra. Justo como esto, salvo un detalle, el jardín de Otoño, es muy brillante. Los árboles son frondosos con ramas que se extienden hacia los costados y gruesos troncos que me recuerdan al árbol donde nos conocimos, las flamas flotan en el aire produciendo una luz azul mientras que las luciérnagas emiten una luz amarilla y entre ambos colores, el bosque se llena de luz. – ¡Miau! Una docena de gatos me reciben y el número se va incrementando, ¡oh!, no me están mirando a mí, es a Lluvia, mi carpa y Niebla, mi golondrina. Sin querer elegí elementales comestibles para los