Hay un límite para el poder de un dios dentro de un cuerpo humano y debería ser igual para un demonio que no está en el inframundo. O eso espero. Hasta ahora tengo tres tipos de flechas, las doradas que explotan, las plateadas que producen sueño y la que usé contra mi padre, fue efectiva contra un dios, pero Harold es un demonio y está acostumbrado a la sangre de Tinieblas. ¡Esto en verdad me molesta! – ¡Harold! – exclama mi madre asustada. – ¿Por qué sigues aquí perra estúpida? Se levanta para mirarnos, yo aparecí un arco de la nada y a su esposo le pasó esto, no es justo para ella, lo mejor será dormirla. – ¡Mamá! En la puerta está Robert junto con Demián y sir Fournier, ellos miran al rey de la misma forma en que yo lo hice hace dos minutos. Sí, resulta que ¡Daemonium!, es más