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Las cosas con el trasplante salieron mucho mejor de lo esperado, aunque Anastasia debía permanecer en revisiones, era evidente el beneficio que estaba recibiendo con la médula recibida de su hija.
Julie está conmigo en mi oficina, me derrite de amor verle su pancita, que cada día está más grande, ella se ve mucho más emocionada, feliz y enamorada, lo que me hace sentir muy bien y que todo lo que pasó, valió la pena.
—¿Cómo te fue con la psicóloga? —me pregunta en voz baja, para que nadie nos vaya a escuchar.
—Gracias por habérmela recomendado… Me ha servido mucho, en especial a entenderme y saber lo que quiero, dejando de lado los miedos —respondo segura y le regalo una sonrisa.
—Me alegra mucho escuchar eso… ¿Ahora qué harás? —pregunta con un toque de picardía, pue
