○○◘◘••♥♥••◘◘○○ Al consultorio solamente nos dejaron entrar a nosotros dos, por lo que me moría por salir y ver la cara de Bastian y Jacob cuando supieran el resultado. —Laureen —me llama Eudor, mi padre, así que giro mi cuerpo hacia él —. ¿Puedo darte un abrazo? —me pregunta y mi corazón empieza a latir con fuerza dentro de mi pecho. Asiento y él se acerca temeroso, con los brazos abiertos. No avanzo, pero tampoco retrocedo, sino que me quedo esperando y en cuestión de segundo, estoy recibiendo uno de los abrazos más simbólicos, bonito, cálido, tierno y reconfortante de mi vida. Nuevamente empiezo a llorar y por más que no lo quiera, es algo inevitable, ya que mi vida acaba de dar un vuelco totalmente, porque al menos ya tengo respuesta a una de las tantas preguntas. «Mi papá no me a