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Khatia
Marco conduce hasta nuestra casa aparentemente tranquilo, pero a mi no me engaña. Sé que hay algo que no me ha dicho y algo cambió después de esa llamada.
—¿Con quien hablaste?
—Con Jhonny. –responde sin darme detalles.
—¿Hubo algún problema con la operación?
—No mi Rusa bonita, Masha y Vladimir ya están en camino a la bodega con Narcisa para hacer el recuento de mercancía.
—¿Y los hombres de Villarroel?
—En su sitio, no te preocupes. Mi madre quiere que salgan a comer y después a un spa, Nicolette tiene trabajo así que llegará tarde o posiblemente se quede a dormir por allá con su marido.
Asiento aunque sigo insistiendo en que hay algo que no me ha dicho y me molesta tanto como me asusta. No tengo ánimos de discutir, en cuanto llegue a la casa le llamaré a
