Meses después.
Cuando Hannah me hizo venir a este pueblo, me sentí morir. Lo odiaba y me parecía increíble que cosas tan simples como un salón de belleza no tuvieran sitio aquí.
«¿Cómo cambiar mi vida en los ángeles por un pueblo que ni siquiera tenía un café decente?»
Pero lo hice y no me arrepiento. Hoy en día el pueblo ha crecido, en un principio gracias al trabajo en equipo. Poco a poco le fui tomando cariño a todo y a todos hasta el punto de no ver mi vida sin ellos. En este lugar he hecho amigos y sí, también tuve enemigos. En especial aquella que dejó el pueblo hace unos meses al verse sin amigas gracias a su mala intención.
Entre altas y bajas conocí al hombre de mi vida. Un tosco, boca sucia y a su vez un romántico vaquero que me hace feliz y con el que acabo de casarme.
Mir
