Golpeo la puerta, pero esta no abre. Esto tiene que ser una broma, se supone que vendría por Chanel, me iría de aquí y no miraría atrás. «¿En serio?» Susurra mi cabeza y hago una mueca. Muevo el pomo, pero es inútil, la cosa no cede. —Dime, ¿quieres tu filete término medio o hecha? —¡Ninguna de las dos! —Escupo, enojada, —abre la puerta o vas a ver que soy capaz de hacer. Él no me mira, en cambio, sigue cocinando. —Luke, hablo en serio, esto no es divertido. Me alejo de la puerta y me dejo caer en el sofá antes de cubrirme el rostro con las manos. Escucho que suspira antes de sentir su cercanía. —¿Sam? —¡Jódete! —Exclamo bajando las manos y sorprendiéndonos a ambos, —no te das cuenta de que me heriste? Que no lo arreglas con un "lo siento". Sus facciones se endurecen. —Vaya, e