La solución.

2007 Palabras

Llegamos a la sala, llevo la silla de ruedas a mi lado para que Iyad esté cerca de mí, me siento y los demás hacen lo mismo. La pequeña Sila entra a la sala. —¡Es la princesa loba, mamá! Sabía que ibas a volver. Sila corre y me abraza. —¡Hija, primero saluda a la princesa! —Buenas tardes, princesa. —Buenas tardes, hermosa, la princesa eres tú, mírate. —¿Quién es él? —dice, mientras señala a Iyad. —Es mi esposo, el príncipe. —Hola, príncipe, ¿por qué estás en una silla con ruedas? —¡Hija, no hagas preguntas! —No te preocupes, Melina. Solo es una niña con curiosidad. —Sila, ve a tu habitación, hija, la princesa quiere conmigo a solas. —¿Después puedes venir a mi habitación, princesa? Hice un dibujo de ti junto a Lira nuestra loba. —Prometo que antes de irme lo veré, pequeña.

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