El silencio pronto lleno la habitación, ciertamente no había mucho que decir, mucho menos cuestionar, inclusive si hubieran cientos de preguntas, el maestro no respondería ni una sola, la mujer no era quien para cuestionarle, ella existía solo por este y así mismo para acatar cada orden que le dieran. Aunque el silencio podría parecer demasiado incomodo según muchos, a ella esto era ideal, ya que causaba la sensación de una paz, una que no había logrado sentir en su vida, pero, sin duda existía en la de muchos otros seres, era una verdadera tranquilidad la que sentía en ese momento, incluso si resultaba ser algo inexplicable para ella era suficiente, pues creía que así debía sentirse la paz interior. Pese a que su creador nunca la había maltratado y ella no había pensado ni siquiera en u