3 semanas después Tal y como me lo ha pedido mi padre, aquí estoy de regreso a la ciudad de Miami y afortunadamente ya si ese yeso molesto en mi pie. Bajo del avión y con el primero que me encuentro es el licenciado Ferro quien me espera con un sobre en su mano —Bienvenido señor Sandonini— Me saluda amablemente. —Gracias ¿ya firmo? — Cuestiono refiriéndome a los documentos de divorcio y él asiente. —Esta mañana— Responde firme. —Perfecto, envíeselo al licenciado Ferraz para que él se encargue de todos los papeles en Italia, aunque supongo que al habernos casado aquí usted tendrá que hacer lo propio aquí ¿no? — Cuestiono mientras que suben el equipaje al auto. —Eso es correcto— —¿Le ha entregado mi mensaje? — Averiguo, aunque sé muy bien que eso no solucionara nada. —Si señor— —Gra