Consulto la hora una vez más mientras intento concentrarme en el trabajo, pero es casi imposible, hace más de una hora que ella se ha ido, y tengo miedo de que mi llegada a la empresa la empuje a cometer una tontería. Tal vez ella no estaba lista para un reencuentro, y por más que Mauricio me haya dicho lo que sea, acerca de lo que Sienna siente por mi, eso no quita que también me odie. De repente, casi llamándola con el pensamiento, la puerta de la oficina se abre y al levantar mi mirada, allí la veo y me es inevitable sonreír «estás bien» pienso y por alguna razón, ella me mira confundida. Ella no dice ni una sola palabra, simplemente hace de cuenta que yo no estoy aquí y se sienta en la silla ubicada detrás de su escritorio. Deja su bolso a un costado y mueve el ratón del ordenador par
