Admitir mis sentimientos por ella fue la más alta traición que me he hecho a mi mismo, y estar desayunando en familia jugando a ser el esposo perfecto no es algo que me ayuda. Mi madre me mira atentamente y conozco a la perfección que esta analizando cada movimiento que hacemos y palabra que decimos. Siguiendo mi juego deposito algunos besos en la comisura de sus labios haciendo que ella sonría —Hijo, ¿aún no has llevado a tu esposa al yate? — Inquiere mi padre haciendo que me detenga y ponga mi atención en él. Le sonrió y trato de hacer de cuenta de que su sugerencia me agrada—Pensaba hacerlo el día de hoy. — Miento, pero la verdad es no era mi plan original. —Es un plan perfecto hijo, el clima esta ideal para navegar. Además, imaginamos que quieren estar solos y disfrutar de su luna