El tiempo curaba las heridas, eso era lo que decía la gente y lo que Magnus había experimentado. Su herida se había curado por completo, lo único que adornaba su abdomen lleno de tatuajes era una cicatriz que casi no se podía distinguir. Sin embargo, esto no retuvo al mafioso en seguir con sus planes de buscar a Klaus.
Bard durante el tiempo en que su mejor amigo se recuperaba había estado interrogando a los hombres que habían sobrevivido al ataque del almacén, pero cada uno daba uno daba una ubicación distinta, ya que no sabían exactamente en donde se encontraba su propio jefe. Bard supo que los hombres que tenía al frente solo eran peones inservibles que solo recibían órdenes a la distancia sin tener el privilegio de encontrarse en persona con su jefe.
Magnus cuando supo aquello una id
