—¿Prima? —se escuchó la voz de Ethan. Di un respingo y giré hacia la puerta. Mi primo entró por ella, trayendo en una mano una caja de una pastelería y en la otra una bolsa—. Ah, ahí estás. ¿Me quieres explicar por qué la receta que me diste era para un inhalador? —se detuvo en seco al ver a Ashton recostado en el sofá y con una taza de café en la mano—. ¿Pero qué…? No pudo terminar la expresión, porque justo en ese instante, Adam apareció desde la cocina y se quedó mirando a Ethan con sorpresa. —¿De qué me perdí? —preguntó mi primo rubio, confundido—. ¿Qué hacen ustedes aquí y por qué…? —¡Adam, no! —gritó Ashton. Pero fue muy tarde para que Ethan alcanzara a reaccionar, en menos de un segundo, estaba en el piso gracias al puñetazo que lo derribó de golpe. Lancé un grito y a mi lado,