CONNOR. No me puedo creer que me hayan hecho venir por una estupidez como está, es increíble. Miro a mi asistente correr de un lado a otro con papeles en sus manos y suspiro cansado. Será mejor que termine con mi trabajo asi podré volver antes a casa. En ese momento mi movil suena. - ¿Hola? - Pregunto ya que el número era desconocido. - Mira quien se ha dignado a contestarme. - Geníal, la persona con la que menos quería hablar. - Madre. - Digo secamente. - ¿Se pude saber donde demonios te has metido? - Dijo molesta. - Eso no es asunto tuyo. - Claro que lo es, soy tu madre por Dios. - Giré mis ojos. - No tengo tiempo para estupideces, si no tienes nada importante que decirme... - Iba a colgar cuando gritó. - ¡¡No cuelgues!! - Bufé. - Te llamaba porque hace días que