Se sentía inquieta, su esposo manejaba tranquilamente mientras escuchaba «The boys» en la radio, ella sólo se limitaba a tratar de relajarse, observando por la ventanilla del auto con una mano sobre su abultado vientre. —Éste camino no podría ser peor —gruñó Thomás, odiaba las sacudidas que daba el auto consigo. —Voy a terminar dando a luz a la mala —comentó entre risas mirando a su esposo frustrado. Thomás negó con la cabeza. —Ni lo digas, quiero ver nacer a mi hijo pero no en un bosque ni mucho menos ser quien lo saque de ahí —a Thomás le asustaba la idea del parto, más que Laura quien lo llevaba en el vientre. De repente, el auto se detuvo, Thomás intentó hacerlo andar pero no funcionó. —¿Ahora qué?—preguntó Laura en un tono de lloriqueo. —Veré que sucede. Thomás bajó de
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