¿Era verdad? No lo podía creer, pero estaba emocionada, aunque al inicio se había negado a aceptar verlo, pero luego consideró que el tiempo le había hecho bien a ambos, no habían roto la estadía del otro. —Mamá —Llamó a su madre que estaba de espaldas en la cocina. —. ¿Te molestaría si tengo novio?—preguntó, tímidamente. Lisa rió negando con la cabeza. —Linda, pronto tendrás diecinueve y eres muy madura, sabes lo bueno y lo malo, por supuesto que no. Yo sólo quiero tu felicidad. —Volteó a verla. —. Pero ¿por qué la pregunta? —No te hagas, sabes que me gusta Nathan —contestó con la cabeza gacha, causándole risa a su madre. —Cierto, al fin lo admites. —Iré a comentarle la noticia a Nathan, sabes que se preocupa mucho —Tomó su cartera de la mesa. —Excusas para verlo. —Mamá —gr