GINA Una noche, cuando Blake no llega hasta pasada la madrugada, todavía estoy despierta quedándome dormida en el sofá cuando escucho como abre la puerta del apartamento. Intenta no hacer ruido pero se tropieza con algún mueble y se le caen las llaves al suelo. —j***r —gruñe. No enciende ninguna luz pero su silueta, tan grande y majestuosa, aparece por el pasillo de la entrada hasta el salón y va directo a nuestra habitación. —¿Blake? —susurro. Me agazapo por el respaldo del sofá y él me encuentra en la oscuridad. Siento sus pasos más pesados cuando se acerca y flexiona los brazos al apoyarse en el sofá, acercándose a mi como un depredador. Huele a alcohol y a tabaco. —Hola, guapa —me dice. Sonrío. —Hola, guapo. ¿Vienes del bar? Se te nota. Aun así me estiro para darle un beso y