BLAKE Era una niñata exótica. Bastante atractiva pero bastante reprimida. —¿Siempre vienes aquí? —me preguntó. Casi no la oí con todo el embrollo del bar del polígono. —Sí. —Pues no hacía falta que me agradecieras tanto. Se notaba que nunca había pisado un sitio como ese con el ambiente tan cargado. Sin ser mayores de edad conseguí dos cervezas. Ni siquiera yo mismo sabía por qué estábamos allí, por qué la llevé. Quería creer que era porque se lo debía. —Te acostumbrarás —le dije y le acerqué su cerveza. La olió—. No seas cría, es una cerveza. —No soy cría, pero no podemos beber. Sí, era justo lo que pensaba de ella. Había muchas chicas que me parecían igual que ella: chicas sin experiencias, y me parecían irritantes. Sin embargo Gina tenía algo más. Al principio era un reto pers